Hacia una Ecologia Descolonizada (parte V)
PARTE 5:
PROFUNDAMENTE ESCUCHANDO:
Si esta serie estas proponiendo “formar relaciones”, entonces “escuchando profundamente” será el medio. Como cualquier otro tipo de relación respetuosa y saludable, formar una relación con la tierra comienza con el acto de escuchar.
Proponemos medios sencillos para relacionarse con la tierra. Hay que aprender a callar la mente y a usar nuestros sentidos, oler, tocar, oír, y saborear para sentir el medio ambiente a través de nosotros. Podemos hacer un ejercicio, caminen lentamente por un espacio abierto, no piensen, solo caminen y deténganse en lugar que les interese a sus sentidos. Con unx companherx hagan preguntas que los inviten a preguntar y a investigar más sobre este lugar. ¿Cómo se siente? ¿A que huele? ¿Qué sonidos escuchan? Esta actividad es para afinar nuestro entendimiento y conocimiento físico de un lugar. Puede ser en un campo, en una ciudad, en un bosque, etc. Esta actividad suena muy fácil, y lejos de una solución ambiental.
Pero nuestra sociedad nos ha socializado a no ocupar nuestros sentidos y a no depender de nuestra experiencia propia.
La sociedad reprime nuestros sentidos. Y muchas veces, el ambiente en que vivimos no nos invita a prestar atención. Cuando realmente comenzamos a escucha la tierra, nos damos cuentas de unas realidades muy dolorosas.
Sabemos, demasiado bien, que ya pasamos el punto de no retorno. Lo escuchamos muchas veces en los informes científicos que nos advierten que ya pasamos el punto crítico. Escuchamos que más de la mitad de los bosques del mundo han sido destellados y que nuestros océanos se están muriendo. Conocemos esto, demasiado bien, porque esta realidad también está enfrente de nuestros ojos. Lo vemos cuando talan un bosque para construir un parqueo. También lo notamos cuando vemos un bosque hermoso en medio de una ciudad, recordándonos el precio que pagamos para vivir en esta sociedad moderna.
Algunas veces, cuando hacemos este tipo de dinámicas y actividades, los participantes quieren correr hacia algún tipo de definición espiritual, probablemente se da porque uno abre los sentidos de su cuerpo. Suelen hablar de “energías” en la tierra, o de “sentimientos” de las plantas. Nosotros le advertimos a los colonizadores a no entrar en este tipo de retórica. Preferimos enfocarnos en los ritmos físicos de la naturaleza. Como nos dice Starhawk: “Al menos que nuestra practica espiritual, realmente esté conectada con la tierra, corremos el problema de distraernos con nuestra imaginación interna y perdemos una conexión real con la tierra.”
Algunos afirman que la diferencia entre el ambientalismo colonizador y el ambientalismo indígena, es que el conocimiento indígena anima al medio ambiente con varios tipos de espíritus. No proclamamos una visión materialista-reductiva, más bien defendemos y entendemos que un conocimiento indígena espiritual está conectado con observaciones precisas y cuidadosas del medio ambiente, y que este conocimiento viene de generaciones que ha vivido en harmonía con el medio ambiente por múltiples generaciones.
1 ) No podemos aparecer como colonizadores y exclamar que tenemos acceso a conocimientos espirituales, nunca teniendo alguna conexión profunda con la tierra, el agua, el viento, los animales y las plantas. Nos podrá dar miedo conectarnos con la tierra, porque finalmente podremos entender y nos pondrá cara a cara con todo lo que se ha perdido.
Cada persona que está viva está viviendo en un momento de crisis y se siente.
Tenemos que ser generosos con cada uno, especialmente con los que han sufrido traumas de maneras multifacéticas e interconectadas. No hay que olvidar el gran trabajo de la salud mental colectiva y hay que hacer espacio para el proceso, la reflexión y el desahogo. La tristeza sufrida por el mundo es increíblemente vasta y dolorosa. Este sentido de tristeza se origina en la desconexión que tenemos con el mundo natural, de que constantemente nos recordamos de lo poco que entendemos de la naturaleza, y nuestros sentidos se cierran para evitar la realidad de nuestra ceguera. Cuanto nos conectamos con la tierra nos damos cuenta de los espacios que hemos perdido, y sentimos el trauma de haber perdidos espacios que amamos. Como colonizadores, el sufrimiento que sentimos cuando un bosque en el cual solíamos jugar cuando éramos niñxs se convierte en un supermercado, es mínimo comparado con el sufrimiento multi-generacional que viven las comunidades indígenas, por la destrucción total de sus territorios.
Podemos enfrentar la crisis sin tener la experiencia o las herramientas para acabar con esta. Pero necesitamos hacer espacios para lamentar y llorar la perdida y así quitarnos ilusiones que nos lastiman, como pensar que existen otras personas que están mejor preparadas para enfrentar la crisis, o esperar algún trato internacional para monitorear el cambio climático. Es aquí cuando decimos que nuestra visión es anarquista, porque toma bastante coraje en confiar nuestra propia realidad y experiencia, y en creen en nuestra agencia para crear un cambio. Podemos abrir los ojos y ver la realidad: ahogada en crisis por todavía llena de esperanza y belleza.
Cuando comenzamos a escuchar profundamente nos damos cuenta que hasta en el más amplio de los basureros y hasta en lo más profundo de la ciudad, lo salvaje de la naturaleza está batallando y sobreviviendo en millones de pequeñas maneras. Lo vemos en los árboles frutales que crecen exactamente donde se necesitan. Lo vemos en los animales que viven por millares, invisibles, entre la multitud.
Escuchar profundamente, como un proceso para conectarse con la tierra, implicar cambiar nuestro enfoque hacia la naturaleza y entender que esta está alrededor de nosotrxs, por todos lados y todo el tiempo.