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¿Qué papel juega la Memoria Ecológica en el movimiento Ambientalista?

¿Qué papel juega la Memoria Ecológica en el movimiento Ambientalista? En 1972, Managua sufrio un terremoto. Inmediatamente despues comenzamos a preservar la memoria de lo "Urbano" . Vimos la ciudad como un archivo que teniamos que anotar y preservar. Existio este enfoque espacial sobre lo urbano: Academicamente y Socialmente. La pregunta ahora es: -Cuantos Terremotos del 72 estan ocurriendo actualmente en Bosawas? en Indio Maiz? En la Costa Caribe? Reconociendo la crisis ambiental, entonces como cambiamos de enfoque para preservar las memorias naturales? ver el bosque como un archivo? Comenzar a preservar testimonios de un antes y un despues ambiental. "La lucha de la humanidad contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido." - Milan Kundera Corrijo. La Lucha Ambientalista, contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido. En 1997 habían luciérnagas en la Colonia Miguel Bonilla.

Recuerdo verlas, brincar, atrapar y liberarlas. Me acuerdo una vez que mi tía encontró una culebra enormemente color café en el techo de su casa, probablemente buscando ratones. Mataron a la culebra a machetazos. También me acuerdo de los garrobos, cada techo de mis vecinos tenía su propio garrobo y cada garrobo comía de una diferente rama de flor de Jamaica. Me acuerdo comprar tortillas por donde doña Gloria y que ahí había un palo de nancites. No me gusta el nancite, por eso me acuerdo.

Desde un punto en específico de mi casa, se podía ver: una palmera de coco, un árbol de aguacate, un palo de limón, un almendrón y un palo de mango. Me acuerdo crecer buscando a los colibríes en el patio y fácilmente encontrar cinco diferentes colibrís pasar en menos de diez minutos. También me acuerdo de los murciélagos, cuando volaban de noche rápidamente entre los árboles, como naves espaciales, buscando como comer insectos que volaban enfrente de las luces de la calle.

Me acuerdo que un par de veces cuando acompañaba a mi papa a hacer ejercicio en la madrugada y todo estaba lleno de neblina. Ni siquiera a las cinco de la mañana, pero hasta a las seis y quince todavía había neblina. ¡Neblina que llegaba hasta la Rotonda Universitaria! Mucho antes de que se construyera la carretera Suburbana. Me acuerdo porque estudie en el Arlen Sui y tenía que atravesar un bosque, en donde ahora está el Estadio Nacional De Futbol, para llegar a esta escuelita. Todas estas memorias/archivos socio-ecológicas representan la línea base de mi experiencia ambiental de mi vecindario.

Partiendo de esta narrativa personal, quiero hacer la pregunta: ¿Qué archivos tenemos para conocer la experiencia ambiental del pasado? ¿Desde un punto de vista, social y cultural, que herramientas tenemos para reconocer nuestro pasado ambiental?

Comencemos por aquí. En la Antártica se han perforado agujeros en el hielo para penetrar a cientos de metros de profundidad para coleccionar trozos de hielo que contengan oxígeno y nutrientes de hace miles de años. Esto se llama Paleo-Climatología[1]. Estos trozos de oxigeno se analizan para que nos den información sobre las bacterias, temperaturas, cambios climáticos, vida silvestre y ecosistemas del pasado. Otra metodologia que científicos ocupan para buscar información ecológica de hace cientos de años es cortando un árbol y estudiando su centro, así tienen acceso a los nutrientes del suelo y el aire que existieron cuando se formó el árbol a esto se le llama dendrocronología[2].

En otras palabras, en el campo de las ciencias duras tenemos acceso a información cuantitativa: datos, números, escalas, gráficos o evidencia concreta sobre nuestro pasado ambiental.

¿En el campo histórico, sociológico y cultural, que tenemos?

Uno puede comenzar por leer entradas de los conquistadores, de pioneros, viajeros, de antropólogos, de sacerdotes y cartógrafos, paisajistas. Personajes que tomaban anotaciones ambientales sobre una América indígena y pre-industrial. También tenemos acceso a archivos históricos, obras de arte, reportes legales y por supuesto literaturas, todas son fuentes de información y archivos que nos ayudan a pintar el paisaje ecológico del pasado. Se puede decir que este es un material cualitativo. Un material el cual depende de una interpretación subjetiva. Por ejemplo, tenemos historias de exploradores, que describían que los ríos de Norte América eran tan abundantes con peces que el rio era “negro y turbulento”[3] Tenemos registros de exploradores que también describían como había tantos pájaros en el cielo, que cuando atravesaban el sol, toda la tierra se oscurecía. Tenemos historias de que en un momento existían tantos bisontes que cuando corrían juntos, toda la tierra se estremecía. Estas narrativas quedaran siempre bajo consideración e investigación, talvez el ojo colonial nunca había vivido tanta biodiversidad y abundancia. Quizás el ojo euro-centrista simplemente no sabía cómo interpretar tanta magia. A como nos explicó ayer, Sandra Garcia Sanborn, en su ponencia sobre la Apropiacion del mundo natural del sigo 19 en CentroAmerica. O talvez estos registros nunca reflejaran el grado de majestuosidad que tiene el medio ambiente.

Obviamente aqui hay que pensar en el trabajo de Antonio Monte "Paisaje/Cuerpo/Nacion" Aquí encontramos una diferencia fundamental con los datos ecológicos “cuantitativos” cuando los científicos tienen un acceso directo a estas “memorias/datos ecológicos” a través de experimento y análisis practico. Pero estudiar la memoria social es un poquito más complicada y subjetiva, ya que cambia, se transforma, se interpreta y muchas veces se olvida intencionalmente, dado por procesos políticos o a través de catástrofes ambientales.[4] Todas estas complicaciones le agregan valor social, ético y académico a estos archivos socio-ambientales.

La gran diferencia entre nosotros, agentes de hoy, y los exploradores y pioneros del pasado, es que en el pasado no estábamos enfrentados con la urgencia climática que tenemos ahora. Cuando no hay crisis ecológica no existe una urgencia para preservar y cuidar al medio ambiente. Los exploradores del pasado no escribieron sus detallados perfiles del medio ambiente bajo la emergencia inmediata de que todo se podrá perder.

Título: Trazando nuestras Líneas be Base Ya no hay neblina en la Colonia Miguel Bonilla, ni siquiera a las cuatro de la mañana. No me acuerdo de la última vez que vi a un murciélago. No sé cuándo fue la última vez que vi un colibrí. Mi árbol de mango favorito lo cortaron porque sus raíces interferían con las tuberías subterráneas. Me acuerdo porque yo jugué a ser un pirata en este árbol caído. El árbol de nancite ya no sé si está ahí, porque se han construido muros entre las casas universitarias, que impiden el tránsito de abejas entre los corredores naturales de polinización. Doña Gloria ya dejo de vender tortillas. A los garrobos ya tampoco veo. ¿Sera porque talvez porque hay más gatos en las casas? Pero si sé que la UNAN tienen un refugio de garrobos. Miles de ellos acurrucados en una jaula al aire libre. Ya no tengo miedo de que me salga una culebra y en 1997 habían luciérnagas en La Miguel Bonilla.

Reconocer la experiencia encarnada de sentir que mi medio ambiental ha cambiado me hace romantizar y recordar mi vida en los 90’s. Y así la mayoría de mis encuentros fantásticos de la naturaleza son recuerdos. La nostalgia del pasado ambiental solo ocurre cuando reconocemos que nuestras “líneas de base” han bajado y se han deteriorado. Mi acto/proceso personal de sufrimiento y de pensar en mi infancia solo ocurre porque reconozco lo bello y vivo que fue crecer en la Colonia Miguel Bonilla y lo drástico y violento que han cambiado las cosas. Pero para no todo mundo es así. Para personas que no se aferran a lo que llamo un “archivo social-ecológico”, pasan a través de un fenómeno que se llama a la “reducción de las líneas de base”. Esta frase describe el proceso en que nos acostumbrados y aceptamos el empeoramiento de las condiciones normales. Junto con esta normalización “la de aceptar lo peor del presente”, se nos olvida que las cosas no siempre fueron así. Ambientalmente las cosas fueron mejores. Que nuestras líneas de base se deterioren y bajen conduce a una mayor aceptación pasiva y a la normalización de la crisis ambiental, lo que conduce a una mayor amnesia. Una manera de esto es, acostumbrase más y más al calor porque no recordamos que antes hacía frio, o acostumbrarse más al polvo porque nos olvidamos de la neblina.

Lo que me lleva a cuestionar que socialmente y académicamente no estamos preservando las memorias/experiencias ecológicas de nuestros antepasados y de nuestros presentes. Como civilización debemos de invertir en colectar narrativas ecológicas para así, volver más personal la crisis ambiental para así enfrentarlo al nivel que se merece el problema.

Titulo: Hacia un Archivo Ambiental La humanidad solo entiende el cambio climático si este está al ritmo de su experiencia. Durante años los científicos nos han bombardeados con estadísticas, gráficos, números, datos que demuestran la gravedad de la situación. Como ciudadanos privilegiados, principalmente de ciudades, consumimos esta información y no nos afecta fenomenológicamente. Como teoriza Timothy Morton, el cambio climático es un hyperobjeto, lo cual significa que es un concepto que “ocupa tanto espacio temporal y espacial que desafía las maneras tradicionales para entenderlo”[5] en otras palabras el cambio climático es algo que existe siempre afuera de nuestra comprensión, es un evento de tal magnitud que nunca podremos entenderlo conceptualmente y fenomenológicamente. ¿Como entonces trazar el impacto subjetivo que tiene el cambio climático sobre nuestra sociedad? Para esto, la idea de un Archivo Ambiental es fundamental. Un archivo ambiental, es decir socio-ambiental sería una base de datos o compilación de narrativas que describen historias y experiencias del medio ambiente. Este sería un archivo porque se recolecta de una manera para preservar estas experiencias.

Específicamente, el trabajo de archivar estas memorias involucraría enfocarse en poblaciones ya adultas/ancianos que pudrieran describir los medio ambientes que vivieron en su pasado. Tratar estas narrativas de su experiencia ambiental como testimonios, como patrimonio ecológico, como un acto ambientalista de conservación ecológica. Ya que con cada generación que perdemos, no solamente perdemos culturas y lenguajes, pero experiencias de un medio ambiente que talvez nunca volveremos a vivir. Entonces, así como, el IHNCA tiene un archivo social-politico-historico, de, por ejemplo la Cruzada de la Alfabetizacion, necesitamos un archivo sobre el medio ambiente. Principalmente esto se hace para establecer, académicamente, científicamente, históricamente, y culturalmente una línea de base ecológica. Esta Linea de Base la cual representa nuestra referencia, viva y encarnada, de donde estábamos y así reconocer todo lo que se ha perdido entre las últimas generaciones.

Este proceso de colección y preservación de memorias ambientales se tiene que hacer en conjunto con un proceso de establecer nuestra propia línea de base. Un reto de vivir y sentir el medio ambiente que existe en el presente. TITULO: Hacia vivir la experiencia ambiental del presente

Parte de la lucha ambientalista se tiene que enfocar en hacer que las personas se “reconecten” con el medio ambiente. Esto es algo que se habla bastante adentro de círculos ambientalistas pero nunca se explica apropiadamente. El acto de reconectarse a veces tiene connotaciones espirituales, nueva-era. Abstractas, superficiales. Adentro del marco de memorias ambientales, que estoy planteando, el acto de reconectarse involucra reconocer una experiencia empírica del medio ambiente. Esto significa como personas comenzar a notar, vivir y reconocer nuestra inmediata comunidad ecología. Esto involucraría ejercicios diarios que nos conecten con el medio ambiente. Quiero que salgan a la calle, de día o de noche. Quiero que escuchen los pájaros (que lentamente desaparecen), quiero que sientan la temperatura del viento (que lentamente se incrementa). Anótalo. No hay que ser científico para ser ambientalista. Si vivís en Managua, o en cualquier otra ciudad, quiero que te imagines tu casa, tu vecindario, a como era antes de la civilización. Quiero que investiguen quien vivían allí antes. ¿Sabían que existían coyotes en Carazo? Yo quiero que intenten sentir como era antes. Antes de las carreteras y los carros y los aviones. Antes de las maquilas. Antes de las plantaciones de café. Todo esto involucra un acto activo de presenciar el medio ambiente que habitamos. Quiero que sientan lo que la tierra quiere ser. Quiero que apunten cada vez que vean un murciélago, un guardabarranco, una luciérnaga, la neblina. En resumen, quiero que pongan atención. Atención a los cambios lentos pero seguros que vienen. Ya que nuestra experiencia no nos miente. Esta haciendo mas calor.

Un ejemplo contemporáneo, de un archivo ambiental del presente, mas allá de narrativas orales de una experiencia ambiental, y que también puede funcionar como una interdisciplinaria referencia, , es el proyecto de Sonidos Silvestres de Nicaragua de la bióloga, artista sonora y DJ, Tamara Montenegro.

Managua Furiosa describe Sonidos Silvestres de Nicaragua, como una colección de grabaciones de alta fidelidad que reúne registros de varias regiones del país donde la riqueza sonora se presenta en todo su esplendor.[6] Fin de cita. Especificamente es, un álbum sonoro de grabaciones de alta calidad del medio ambiente, ya sea en Bosawas, en Indio Maiz o en El Crucero. Uso el trabajo de Montenegro, porque es una increíble manera de conectarse con la naturaleza, porque involucra una experiencia viva de estar presente en el momento de la grabación y al mismo tiempo involucra preservar auditivamente un momento ambiental y compartirlo.

Espero que proyectos como Sonidos Silvestres de Nicaragua nos inspire a prestar atención a nuestro alrededor y a reconocer el potencial interdisciplinario de un estudio de la memoria socio-ambiental. Otro ejemplo al que quiere brevemente notar es el del sonidista Checho Bravo y su concepto de “Gentrificacion Sonora”, en donde se puede medir el incremento del ruido urbano y la desaparición del ruido natural.

¿Cómo se puede luchar contra de una injusticia de la que nunca se piensa? ¿Cómo se puede luchar en contra de una injusticia si nunca se ha sabido que las cosas han sido diferentes? Cada vez que perdemos experiencias con el medio ambiente y con los animales silvestres nuestra relación con estos desaparece y nuestras memorias se olvidan. Cuando olvidamos lo abundante que era el pasado, perdemos interés en pelear por las cosas que todavía sobreviven. Enfatizo en la importancia del acto de recordar y aferrarnos a la experiencia de un medio ambiente más vivo y rico, y así, tener un estándar de lo que se ha perdido, esto lo explico a través de mi propia experiencia.

En conclusión, ambientalmente, todo tiempo pasado fue mejor. Nuestros abuelos y abuelas respiraron un aire más limpio y se bañaron en ríos más nutrientes. Sus cuerpos vivieron en contacto con una mayor biodiversidad. Cuando la crisis ambiental es el mayor desafío que enfrentamos, es nuestro deber rescatar las memorias y las experiencias ambientales de las generaciones del pasado. Para preservar subjetivamente la calidad ambiental que solía existir y para inspirar a la generación contemporánea de conectarse con su medio ambiente. Si no existe una memoria, no puede ni existir una Post-Memoria Ambiental. Yo demando que mis abuelos me hablen sobre sus experiencias del medio ambiente, yo demando sufrir una disonancia entre el pasado abundante y sonoro y el presente escaso y ruidoso. Y Talvez asi podremos establecer una estrategia ambientalista que sea una propuesta radical para combatir la crisis climática.

[1] Jean-Pascal Van Ypersele, “El Clima: Cambios, Peligros y perspectivas,” Educacion Popular (2007)

[2] Carolina Llorente, “La Historia Que nos Cuentan Los Arboles” Biol. on-line: Vol. 1, Núm. 2 (Junio de 2012) ISSN: 2339-5745 online

[3] Derrick, Jensen. “Against Forgetting”. Slate. (2013) encontrado en http://www.slate.com/articles/health_and_science/science/2013/07/decline_of_wildlife_in_america_where_have_all_the_animals_gone.single.html

[4] Paul, Ricoeur. “Objetividad y subjetividad en la historia”. Tarea, 2, 7-24. En Memoria Académica.(1969) Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.1130/pr.1130.pdf

[5] Timothy, Morton. Hyperobjects: Philosophy and Ecology After the End of the World. Minneapolis: University of Minnesota Press, 2013.

[6] http://www.managuafuriosa.com/tamara-montenegro-sanar-con-sonidos-silvestres-de-nicaragua/


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